sábado, 13 de noviembre de 2010

De Gainsbourg o de cómo se enturbia todo

A quién le importa que este verano me diese más fuerte por el cine que por los bares. Lo que importa es que vi esta película y quise creerme todo de este cuento a modo de biopic de Serge Gainsbourg.



Hay un niño conquistador, un galán, un Don Juan imberbe que dibuja y que también es perseguido por sus fantasmas. Unos grimosos grandes bichos afiliados que tanto miedo le daban a Pon que estaba a mi vera contemplando. Nuestra casa estuvo llena de gemidos de B.Bardot toda la semana, ¿o fueron más?

La introspección, la perspectiva subjetiva, el ojo de pájaro espectral se encadena con un orden cronológico de pintura, bares, Le Poinçonneur des Lilas, alcohol, Brigitte Bardot, Jane Birkin, los preciosos zapatos de Birkin, drogas, alcohol, orgía, polémica, hijas, drogas, alcohol...

Físicamente horrendo resulta increíblemente seductor. El actor Éric Elmosino, lo clava. El gesto, el movimiento, la entonación, el porte.


El siempre triste final de vidas así, la hecatombe, la ruina colonial de su pasado y su drogadicción, no eclipsan la serpentina de imaginación que insufla el Lucien pequeño.
Y de broche, un guiño a la sugerente escena del piano, morbosa hasta decir basta y de la que nace una no menos sugerente canción.



Y así, sin más, lo de siempre,

Je T'aime Moi Non Plus

jueves, 11 de noviembre de 2010

Llamamiento al mundo

Lectores y lectoras. Permítanme que hoy les trate de usted. Pero ha pasado algo increíble. Algo inesperado me ha dado una colleja mental que ha significado:¡espabila Pensado!
La cuestión es que vamos, tanto ustedes como yo, por la vida sin ton ni son. Si medir las consecuencias de nuestros actos, sin darnos cuenta de que un "buenas tardes señorita, me alegro de verla" de alguien del que no recuerdas con seguridad su nombre puede ponerles, tanto a ustedes como a mí, un tanto tontorrones.
El hábito, la rutina y el asqueamiento general hacen perder el ahínco en el detalle. Y no sólo para ofrecer momentos de posible regocijo, sino para detectarlos, apreciarlos y disfrutarlos.
Puede que por ello hayamos escuchado hoy en la noticias, sí, tanto ustedes como yo, que cada cuatro minutos una pareja se rompe, lo que suma 357 fracasos sentimentales (o éxitos, según se mire) diarios en nuestro querido país. Un total de 96.500 parejas se rompieron entre el 1 de enero y el 30 de septiembre del pasado año, según los datos facilitados por el Instituto de Política Familiar.
Quién sabe, pero quizás el secreto esté en el detalle que va más allá de esa pelusa que se acumula en una zona cóncava o convexa de nuestra panza. Que es para muchos, como el restaurante mexicano,"lo primero".

domingo, 7 de noviembre de 2010

Los hombres grises

Momo, Michael Ende

"Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar el ella.  Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas.  Esta cosa es el tiempo.

Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa  poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un  instante; depende de lo que hagamos durante esa hora.

Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.

Y nadie lo sabe tan bien, precisamente, como los hombres  grises. Nadie sabía apreciar tan bien el valor de una hora, de un minuto, de un segundo de vida, incluso, como ellos. Claro que lo apreciaban a su manera, como las sanguijuelas aprecian la sangre, y así actuaban.

Ellos se habían hecho sus planes con el tiempo de los  hombres. Eran planes trazados muy cuidadosamente y con gran previsión. Lo más importante era que nadie prestara atención a sus actividades.  Se habían incrustado en la vida de la gran ciudad y de sus habitantes sin llamar la atención. Paso a paso, sin que nadie se diera cuenta, continuaban su  invasión y tomaban posesión de los hombres."


¿Me habré convertido en una mujer gris?

sábado, 6 de noviembre de 2010

Hay viajes y viajes

La sempiterna necesidad de moverse. El cambio. La ubicación, los vientos del este y el sol, la playa. La montaña, rascacielos y precipicios. Murallas, ríos, nieve.
Brisa, barco y mar.
Desaparecer en la lejanía del fuera de cobertura. Sin Internet, sin sociedad global, sin necesidad de nada.
Una cerveza.
Hay viajes y viajes. De mochila, de hotel y de prestado.
Por tierra, por mar y por aire. Cerca o lejos.
Con destino y sin rumbo. Con billete en la vida. Ese viaje... obligado.
Y certero. Donde no hay brújula que valga.

Añoranza del hogar, aborrecimiento de la rutina. Viajes como On the Road, viajes como Two for the Road, viajes como el de Lost, como La vuelta al mundo en 80 días, En busca del Valle Encantado, Mago de Oz, Easey Rider, Telma & Louise. Viajes como el de Forrest.

Viajes como el que necesito hoy y ahora. Viajes al centro de mi universo.