miércoles, 27 de julio de 2011

Brenda Ann Spencer




"I just started shooting, that's it. I just did it for the fun of it. I just don't like Mondays. I just did it because it's a way to cheer the day up. Nobody likes Mondays."


Bob Geldof, con los Boomtown Rats, tomó estas declaraciones y creó esta canción. Qué descontextualizada ha estado siempre en mi cabeza. A mí nunca me han gustado los lunes, se ve que a Brenda Ann Spencer incluso menos.


Los dieciséis años de la chicuela coincidieron con el año 79. Concretamente el 29 de enero mató a 2 personas e hirió a 8. Algo hizo click en su cabeza. Utilizó una pistola semiautomática (a su padre le pareció un regalo navideño excelente). Este tema habla sobre ese día y nace de la respuesta que la policía escuchó al preguntarle por qué lo había hecho.


 Así que iba sobre esto. Para mí simplemente era una canción de lunes. Quizás pronto escuchemos algún tema sobre Anders Behring Breivik. Pelos de punta al escuchar, musicado, un "era necesario".


I Don't Like Mondays fue número uno en 32 países, menos en EEUU. En el Reino Unido se mantuvo de primera en las listas durante cuatro semanas consecutivas.

jueves, 7 de abril de 2011

La inspiradora azotea del Círculo

Cada piedra de granito era como mi casa. Desde la época de las bailarinas de purpurina plateada, pasando por la carpeta con dedicatorias y fotos de la Superpop, siguiendo con las zapatillas hechas trizas en el patio y mucho más allá. Incluso la época de reprografía, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábados locos y cineuropa rollo P&P. Todo ese tiempo el granito fue como mi casa, y lo sigue siendo.

Y hoy tranquilamente en la azotea del Círculo trasladé al skyline de Madrid el mapa mental de la ciudad que ha sido mi casa también en los últimos años. Es una casa con un cielo mucho más contaminado y con mucho más ruido y, a pesar de que es una morada muchas veces inhóspita, fría y llena de prisas, alberga ya muchos buenos momentos de los que sólo el futuro adivinará los posos.

Caminando hacia el hogar, en una de esas charlas que surge porque sí, me alegré al saber que alguien que lleva algo menos de tiempo aquí también siente este asfalto suyo. Esto, sin duda, es lo mejor de Madrid. Es de todos, mío y nuestro, y de nadie a la vez.


miércoles, 6 de abril de 2011

Be My Baby

Siempre que busco aquella canción robada de la más tierna adolescencia acabo escuchando Be My Baby y para nada suena a lo que vuelve a la memoria. Escribo la letra en google, canto la melodía a amigos... pero nunca nadie me lleva a esa voz dulce. Como de liana en liana voy investigando el estilo musical en spotify, pero no hay manera. Ni siquiera el buscador me saca de la incertidumbre. 
Después, como siempre, me olvido por un tiempo, hasta que alguna radio fórmula la devuelve al recuerdo. 
Una frase del tema dice algo así como: "What would I do, just to leave my baby, when the lights go out…". Quizás, el día que sepa por fin quién la interpreta nunca más quiera volver a escucharla.

Pero eso sólo lo sabré… pues cuando lo sepa.

Vanessa Paradis, otra de las lianas que aparecen pero que no son

martes, 5 de abril de 2011

Hooligans a lo watchuwei watchu, watchu, wei

Grandes, enormes, sebosos. Sus gruñidos cubrían los 10 minutos que pasé por Sol. Orines, vasos de cristal, vasos de plástico, vasos, vasos… vasos por doquier. Apilados, llenos, vacíos, mediollenos y mediovacíos. Y todos acompañados por manadas, piaras, de camarones cacareando en un idioma más cercano a lo que se debía hablar antes de los dedos prensiles.


Sus excreciones llenaban toda la calle Postas con unos bramidos ensordecedores. Al parecer lo que les une es el deporte, aunque estoy convencida de que es el etilismo puro y duro. Eso sí, ningún hostelero se atrevía a increpar a aquellos hijos de anglosajona cuando salían del establecimiento blandiendo cual florete sus vasos de cristal. Armas arrojadizas nada desdeñables.


Todos los figurantes de BraveHeart serpentearon hacia Sol calle abajo, mientras la gente cuerda (o no tanto) nos resguardábamos en la Cure de Gourmande. Todas las pastas artesanales francesas del mundo no podían traer ni paz ni un mínimo de lucidez a aquella pantomima.


La vergüenza ajena es algo de lo que no se puede abusar, porque el que esté libre de culpa que tire la primera piedra, pero madre mía. Qué vergüenza ajena.


Welcome to Spain amigos del Tottenham. Partáis o no con una victoria, partid ya, porque lo que consumís y lo que ensuciáis no compensa de ninguna de las maneras.

jueves, 10 de marzo de 2011

Peeeeeeeeeepe!

El tono, el timbre, todo. Era la voz de mi abuela desde una jaula, y también la de mi abuelo. Pobre, los loros, los animales en general, siempre me dan mucha pena fuera de su hábitat. Este era un loro gris africano, o yaco. Los que mejor reproducen la voz humana. En Mauritania tienen la costumbre de regalarlos a los pescadores que trabajan esos mares. Es un agasajo que, aunque sepas que no puedes aceptar, nunca debes rechazar. Se trataría de una falta de respeto.


La cuestión es que uno de esos loros, ojito derecho de mi abuelo y mimado por mi abuela a pesar de quejarse siempre de las cáscaras de pipas, acabó en una pequeña aldea de Galicia. En la mía. Y era muy listo, "como un allo". De carácter caprichoso, incluso diría que alocado, a veces se dejaba acariciar en el lomo, levantándole un poco el plumaje. Te lo agradecía con suaves caricias de esa lengua tan áspera y seca. Otras veces, sin embargo, era el bicho más arisco del mundo y cuidado con que te pillase un dedo, pues menuda fuerza tenía en el pico.

Si algo hay que siempre me ha conmovido de este loro han sido sus palabras. Además de los juramentos en arameo con jeada de mi querido abuelo él siempre decía "Hola Cariño" o "Pepe Borracho".



Cuando conocí la monogamia de los loros me quedé fascinada. Muchos de esos loros que se embarcan mueren, pero no por las condiciones en las que navegan, ni por el frío, ni por la comida (que también). Se mueren de tristeza. De tristeza porque han sido separados de la pareja con la que iban a compartir el resto de su vida de loros.

Mi abuelo, tras unos años de diálogos bastante divertidos (entre otras historias que darían para unos cuantos libros), dejó de estar con nosotros. Y el loro, durante unos días llamaba a mi abuela con la voz exacta de Pepe, O Torreiro como le llamaban. Pero lo cierto es que, al poco, el loro también murió como lo había hecho su compañero de mañanas y de tardes. Ese compañero que siempre le hablaba, le acompañaba y que tenía en los ojos la chispa de toda una vida.

Un poco de mí partió también con ellos dos.

jueves, 3 de marzo de 2011

No creo que todos hayamos bailado un último Tango en París

Y menos con Marlon Brando. Aunque sea un Marlon Brando desagradable y un tanto asqueroso. Las oportunidades pasan, a veces nos abrazamos a ellas. Otras, nos aferramos desesperadamente creyendo que es lo mejor.
Pero otras las rechazamos. Y nos arrepentimos.
Nunca he sabido desperdiciar una oportunidad. O eso es lo que los posos me dicen. Pero, de todas formas, esta frase no puede ser cierta en ningún caso. Cada decisión trae ligada una negación de una oportunidad. En la más nimia intersección decidimos. Y somos lo que decidimos.
Ellos decidieron perder los nombres en un piso de techos altos. Una película categorizada de X en su tiempo, bastante subida de tono, pero que tiene muchas lecturas. Sensibilidad e interpretación.

Hay gente que aunque quiera, no sabe amar.



Y me quedo con una escena, en el baño. Ella confiesa estar enamorada y el le dice:

- I'm in loooove! I'm in love you understand?

(…)

-  You want this man you love to protect and take care of you.

- Yeah.

- You want this golden, shining, powerful warrior to build you a fortress where you can hide in. So you don't have to ever… You don't ever have to be afraid. Or you don't have to feel lonely or you never have to feel empty. That's what you want, isn't it?

- Yes.

- Well, you'll never find it.

- But I find this man.

- Well, then it won't be long until he'll want you to build a fortress for him out of your tits and out of your cunt and out of your hair and out of your smile and the way you smell. And… any and some place where he can feel comfortable enough and secure enough so that he can worship in front of the altar of his own prick.

- But I find this man!

- No, you're alone. You are all alone. You won't be able to be free of that feeling of being alone until you look to death right in the face. I mean, that sounds like bullshit, some romantic crap, until you go right up into the ass of death. Right up into the ass…
And then, maybe, maybe, you'll get to find him.


Maybe, maybe


http://www.youtube.com/watch?v=2U7rU2I1f34


lunes, 21 de febrero de 2011

La radio, la voz, tiene en muchas ocasiones más fuerza que la imagen

Es una textura que pulsa una sensibilidad que cala. Esta mañana, mientras trabajaba desde casa, la locución me acompañaba. Libia, Tripoli, ha ocupado la mayor parte de los minutos de información. Pianistas, médicos… muchas personas han hablado en los servicios de BBC World. Pero sólo recuerdo el nombre Sara, que me estaba contando su realidad desde la capital de un país en el que ya han muerto 233 personas desde este jueves, según Human Rights Watch. Su testimonio me ha hecho llorar. Los que me conocen saben que verme llorar tampoco es que sea complicado, pero la sensación que me recorrió el espinazo al escuchar sus gritos, su palabras, ya no es tan normal.

El lugar común de la piel de gallina se materializó en mis carnes. No sé cómo es Sara, sólo sé que quiere que la comunidad internacional haga algo y se entere de lo que está pasando con Gaddafi al frente.
Me creía inmunizada. Túnez, Egipto, Libia… han sido varias semanas de Magreb y mundo árabe. Leo, intento entender, paso página, olvido, vuelvo a escuchar. No me implico, paso por las noticias y muchas no parecen pasar por mí.

Sumemos saturación informativa, fragmentación y pasividad.

http://www.bbc.co.uk/news/world-middle-east-12523669



¿Por qué nos haces eso con las cartas Wong Kar Wai?

Si hay algo que nunca seré capaz hacer, y nunca es una burrada de tiempo, es mantenerme estoica ante una carta sellada tal y como hace el protagonista de Chungking Express. Estoico quizás no sea el adjetivo más apropiado para este enamorado del amor, pero quiero referirme en estas líneas a su templanza en cuanto a la apertura del correo se refiere. Primero con la carta de una y después, con la de la otra.

Mi sistema nervioso me impediría permanecer impasible ante un sobre cerrado. Y más si está escrito a manoY menos dejándolo en la lluvia para que todo se borre y luego sea un cristo descifrar esas letras garabateadas. ¡Si hasta abro con presteza las facturas de la luz! 

Es que si no, así después no se sabe nada. La incertidumbre, eso creo que es lo que nos separa. Él prefiere montarse su película a lo Wong Kar Wai. Yo prefiero saber lo que pasa y aquí paz y después gloria.

Porque si esas personas consiguieron dar el paso que yo nunca me decidí a dar, algo importante tendrán que decir. Y hablando de "paso" me refiero a una vez escrita la carta, mandarla. Trámite infranqueable en mis años mozos, del que dan fe numerosos documentos en cajas de zapatos.



Como no podía ser de otra manera, California dreamin' todo el rato sin parar

miércoles, 9 de febrero de 2011

El domingo de madrugada cometí un asesinato

Realmente fueron dos. En uno vi sangre. El otro, que fue el único que me atreví a contar hasta esta tarde, me ha estado rondando toda esta semana. No sólo el hecho de que mi yo dormido hubiese matado a alguien con toda la sangre fría posible. Vale, que primero hubo un intento de agresión por parte del que luego fue un cadáver. Pero es que era un ancianito. Conservé su bastón en mi casa, que obviamente no era como mi casa, y eso fue lo que provocó mi sudor frío. La policía sospechaba, mi corazón latía cada vez más fuerte. La policía se acercaba, empecé a sudar por la espalda, la nuca, la frente incluso. La policía lo sabía, me desperté.

Y es curioso esto de los sueños. Empieza la conversación.

Un oso igualito a este
De pequeña, soñaba siempre las mismas cosas. Nunca nada macabro. Nada de dientes que se caen ni cosas de esta. Era un sueño que nunca terminaba, o del que nunca recordaba su final. Un oso. Una catarata. Pero no una cataratita. Era una catarata tipo Iguazú. Aunque, sin embargo, el borde, la caída de agua, el precipicio, era igualito al borde donde el agua de la playa fluvial de Tapia va a dar al río. Así era el escenario. Y yo caminaba, sin pausa pero sin prisa. Más que caminar, huía, me escapaba pasito a pasito entre el musgo traicionero. A pocos metros de mí estaba ese oso, ese enorme oso que me perseguía. Y yo apretaba el paso, aunque sabía que él nunca llegaba a alcanzarme. Bueno, eso lo sabía después. Y ahora, con el tiempo, me pregunto si el oso lo único que quería era darme un abrazo.

Mi sueño preferido era cuando volaba. Xiana volaba de su casa al colegio, bendito Padrón. Yo volaba desde la Casa de Arriba, la de la mejor tía abuela del mundo mundial, hasta la casa de su hijo Antonio. Nunca nadie sabrá por qué ese era el único vuelo que Sofía Airlines trabajaba. Y tampoco nadie sabrá nunca por qué había un viñedo sobre mí que me impedía volar más alto.

Estoy segura de que sueño todos los días, pero nunca me acuerdo. Memoria de pez, carácter de piscis. Siempre me ha gustado más soñar despierta que dormida.

miércoles, 19 de enero de 2011

Como un folio en blanco

Un niño pequeño es como un folio en blanco, que después será un papiro, que más tarde se convertirá en una colcha. Una colcha hecha de retazos de vida, que a veces coses, que a veces dejan cicatrices donde menos lo esperas. Por retazos quizás hubiese sido mejor decir retales, pero es que todos tenemos retales en nuestra vida que al final son de Inditex y que, por tanto, con el tiempo, están llenos de bolitas. Y por bolitas quiero decir bolitas, y no mentiras pequeñas. Aunque también.

Pero volviendo al tema, por eso es bonito saber que existen pequeñas personitas que son como tú y que a la vez son como una hoja en blanco. Un lienzo claro, puro, cristalino. Como los árboles que se están mirando en él, pero a su diferencia ni han conocido el auto bronceado, ni la vida tampoco.

Algo vivo en construcción, que puedes moldear pero que también puedes destruir. Y ahí precisamente está el fin del mundo. En fomentar complejos, cánones, desprecios y en, sobre todo, no saber querer.

Pero es cierto afirmar que lo peor del mundo nace de la miseria de espíritu. Empezando por el ego. Porque el egocéntrico no es el que más posee, sino el que más necesita. Y sí, normalmente se escribe no sobre el pobre, sino sobre el rico que más necesita.

Y pienso en Vito Corleone y en su prole, con una rima, y no en la vida misma del resto de mortales...

martes, 18 de enero de 2011

La creatividad

Que nos pille trabajando. En pijama y con el pelo sucio. Puede que con mala cara, no tanto de los excesos sino del hastío general. Esa vía de escape que hace que hagamos algo al final de un día lleno de pasividad.

O puede que venga así como así, en mitad del éxtasis. Que surja una idea, que se encienda una chispa y que la musa (o el muso) despierten las ganas de aportar algo a este mundo que haga que, por unos instantes, luzca mejor.

Tal vez en medio de unas cañas sin humo en un bar inesperado. O un detalle mientras se espera para cruzar la acera en algún semáforo de alguna calle de alguna ciudad. Cuando piensas en dónde puedes parar para atarte ese maldito cordón sin que ofrezcas tus caderas a los viandantes. Incluso cuando, o sobre todo cuando, con la sonrisa tontorrona de camino a casa se te ocurren todas las mejores ideas del mundo que al día siguiente olvidarás.

En muchos casos está relacionada con alguna frustración, el conseguir con unas pinceladas o unos caracteres algo que la realidad, caprichosa, no te regala. La cuestión es que todos, de una forma u otra, necesitamos expresarnos. Y la creatividad no se manifiesta sólo en esas actividades consideradas artísticas. La inspiración viene así como así, como el amor.

No se busca, sino que se encuentra. Porque como busques cualquier cosa de esas dos, mal vamos. No harás más que pensar en quién me ha robado el mes de abril.

 El otro día vi New York Stories. El protagonista de la historia de Scorcesse le gritaba a la mujer que le tenía obsesionado que cómo podía dudar de si era artista o no. No es algo que se elija, es algo que se es. La necesidad de crear, entendiendo como soporte un lienzo, una lámina o el muro de Israel puede que encaje con esta reprimenda.  Pero que estas palabras no resten creatividad a todos y cada uno de nosotros. El artista se diferencia del resto en que ha adquirido la técnica necesaria para expresar lo que lleva dentro y en que desea hacerlo. Todos poseemos esa creatividad, sólo hay que encontrarla en los pequeños detalles, trabajar la expresividad. Pero no la fuerces a aparecer porque ya sabes, las musas son caprichosas.