viernes, 20 de julio de 2012

Todo el mundo ha hablado con Johny

Y le ha dicho alguna vez que la gente está muy loca.

Y es que esto es así. Pensó. Es que claro, la gente lo está. Mira a Pepa, que siempre grita en los espacios diáfanos. Es una estupenda persona, no nos confundamos ni nos co-enfundemos, pero es que está como una caldereta.
Bueno, realmente solo tiene sus manías.

Nunca se pinta los labios hasta que llega a su cita, odia dejar el carmín en la cara de la gente.

"Los espárragos, para los peces de río." Esto lo dice siempre y se queda tan ancha.

Cuando vamos al cine siempre compra su butaca y la de delante. Argumenta que ha tenido una infancia muy dura, llena de cogotes y que, si se lo puede permitir, y ya que para eso está el dinero, ella no volverá a sufrir jamás otro cogote.

Aunque Punky Brewster haya marcado la tendencia, ella nunca lleva dos calcetines del mismo color. Esto es más bien porque es un desastre. En su casa ha llegado a coincidir en la misma mesa La Vogue, un florero con tojos, monedas de hasta tres países (no más, que si no es demasiado multicultural y pesetera), García Márquez y sombra de ojos color flúor, que ya no se dice fosforito. Y también la colada seca de hacía una semana mezclada completamente con todo lo demás.

Pero quizás os describo a Pepa de forma muy arcaica. Seguro que os la estáis imaginando con polvos blancos de geisha y carmín y un lunar pintado en la cara. Para nada, Pepa hasta tiene Ipad. No hay nada que odie más que estar tecleando en la oficina y la gente se pasee por detrás. Es un deje de la fobia a los cogotes, tampoco quiere que le huelan el suyo. Es celosa de su intimidad hasta el extremo porque piensa que  cuanto más dejes saber de ti más perdido estás. Las confidencias son para ella jaulas y desde niña tuvo pesadillas con morir ahogada.

Por ello, solo se ahoga hasta con el agua de los floreros, pero con los pies bien en la tierra. Y se ahoga para obviar a los necios y poder mostrar mayor cariño a los queridos. Extraña contradicción de fobias y filias es la Pepa.

Pero es que Johny, gracias a Dios que la gente está muy loca!

miércoles, 18 de julio de 2012

El Duelo


LUNES
Frenazo. Parada. Baja Fernández con el bocata de Philadelphia en una mano y la mochila en la otra. Arranca. Jiménez con sus cromos baja tras una pequeña parada.
Las pistas se vuelven más estrechas hasta que llegamos a las afueras. 
Parada. Suspiro. López baja con paso tembloroso. Corre. Corre. Corre y llega al trabajo de su madre.
Por fin respira tranquila en todo el día, son las seis de la tarde.


MARTES
- Ay Pepe, colócate, que van a traer ahora la cena.
- Qué testaruda, ya me pondré bien cuando llegue. Además, no tengo hambre. Pásame el mando de la tele que creo que ya ha empezado el partido.
- Dichoso partido, siempre igual, ¡te preocupa más que alimentarte! ¡Así no llegas a viejo!
- María, viejo ya estoy, ¿o es que no me ves aquí en esta cama? Anda, pon ahí una moneda que se nos están acabando los minutos.


Pese a todo, Pepe se comió hasta el último bocado de la cena.


MIERCOLES
López está convencida de que hoy le toca. Hoy tiene que correr más que nunca. ¿Qué otra opción si no?
- Qué cobarde soy, pero es que soy una mindundi.


JUEVES
A Aarón nunca le gustó su nombre. Solo le gustó que nadie lo pronunciase. Ni en el colegio, ni en casa ni en el trabajo. Lo que a él le gustaba era el silencio. Silencio para no tener que escuchar a nadie ni que nadie le obligase a hablar. El silencio de los medios unidireccionales, no la mamarrachada de las redes sociales de hoy en día en donde todo el mundo se siente libre para contar su vida y escribir sus opiniones. A quién carajo le importa.


VIERNES
La indecisión puede. Esta semana ha sido un éxito. He batido mi récord en tiempo de carrera cuesta arriba en plena persecución. Solo me queda hoy, malo será. Es el día de mi cumpleaños. Claro que ellas no lo saben. Pero digo yo que a nadie le pegan el día de su cumpleaños.


SÁBADO
- Pepe, como tu médico, te digo que lo estás haciendo muy bien. Fenomenal. Has vuelto a comer. Tienes las mejillas sonrojadas y más energía. Pero también te digo que basta ya de salir a fumarte el cigarrito ahora que ya puedes caminar. !Hay que cuidarse un poco!


DOMINGO
El mando de la tele estaba sobre la mesilla. Aarón acababa de llegar de una comilona con los colegas, que le llamaban Eusebio. Ellos lo hacían porque a Aaarón no le gustaba su nombre. Pero realmente a él le gustaba porque así no tenía que ser él mismo. Podía ser otro.
No como ahora, sentado en ese sillón de hospital, viendo a su abuelo dormitar, toser fuerte e incapaz de mantener el hilo de cualquier conversación.


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Una mala palabra debería debería ser el fin de cualquier conversación.