martes, 5 de abril de 2011

Hooligans a lo watchuwei watchu, watchu, wei

Grandes, enormes, sebosos. Sus gruñidos cubrían los 10 minutos que pasé por Sol. Orines, vasos de cristal, vasos de plástico, vasos, vasos… vasos por doquier. Apilados, llenos, vacíos, mediollenos y mediovacíos. Y todos acompañados por manadas, piaras, de camarones cacareando en un idioma más cercano a lo que se debía hablar antes de los dedos prensiles.


Sus excreciones llenaban toda la calle Postas con unos bramidos ensordecedores. Al parecer lo que les une es el deporte, aunque estoy convencida de que es el etilismo puro y duro. Eso sí, ningún hostelero se atrevía a increpar a aquellos hijos de anglosajona cuando salían del establecimiento blandiendo cual florete sus vasos de cristal. Armas arrojadizas nada desdeñables.


Todos los figurantes de BraveHeart serpentearon hacia Sol calle abajo, mientras la gente cuerda (o no tanto) nos resguardábamos en la Cure de Gourmande. Todas las pastas artesanales francesas del mundo no podían traer ni paz ni un mínimo de lucidez a aquella pantomima.


La vergüenza ajena es algo de lo que no se puede abusar, porque el que esté libre de culpa que tire la primera piedra, pero madre mía. Qué vergüenza ajena.


Welcome to Spain amigos del Tottenham. Partáis o no con una victoria, partid ya, porque lo que consumís y lo que ensuciáis no compensa de ninguna de las maneras.

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