lunes, 28 de octubre de 2013

El césped es siempre más verde al otro lado

La frustración que se posa tras el enorme potencial que no es más que eso, potencial. La tan necesaria búsqueda de uno mismo. Saber quién se es realmente. Porque los Wheelers son especiales. El sueño americano se hace trizas en Revolutionary Road, novela de Richard Yeats.

Esta historia de amor, o de frustraciones más bien, nos muestra un abanico de personajes infelices. Ni uno se salva. Ni los Wheelers, ni los Campbells, ni los Givings y mucho menos sus hijos. Lo cual es sorprendente, puesto que su mundo está impregnado de la idea freudiana de que la relación con tus padres y tu infancia determinarán tu vida adulta. Sin embargo, actúan como si si sus hijos no les pudieran importar menos.

Desde el principio vemos su vida cotidiana como una obra de teatro. La actuación de April en una representación de aficionados de The Petrified Forest resulta irónica si se conoce la historia de la obra (mujer de la guerra, francesa, conoce a intelectual inglés, se enamora, tienen una hija, él se vuelve alcohólico y ella los abandona y vuelve a Francia para convertirse en artista).

¿Por qué esa obsesión con mudarse a Francia? Cambiar el contexto casi nunca ha resuelto ningún problema. Sus peleas, su egocentrismo, su falta de honestidad no iban a ahoragarse en el Atlántico. Me imagino que creían que estaban amargados por culpa de esa casa en los suburbios, por culpa de un trabajo aburrido, por culpa de un nada gratificante rol de ama de casa, en definitiva, por culpa de cualquier cosa menos de ellos mismos. El cambio a la vida moderna. Esposas infelices asumiendo un rol de madre y chacha y maridos infelices casados con mujeres cuya única ambición era darles hijos. El césped es siempre más verde al otro lado.

Pero los Wheelers eran más que eso, o por lo menos eso creían. Tenían potencial. Preciosa palabra. Incluso podemos verlos como los primeros hipsters. Burlándose de la vida residencial y creyéndose especiales, poseedores de algo de lo que los demás carecen. Pertenecientes a otra esfera y siendo merecedores de algo más. Una actitud extremadamente pedante. Todas estos delirios de grandeza no se convierten más que en frustraciones y son el camino al trágico final.


¿Qué habría pasado si April hubiese sobrevivido? Apuesto que, si hubiese sido capaz de romper las cadenas de codependencia que la ataban a Frank, los habría abandonado.  Y con un portazo tan sonoro como el de Nora en Una casa de muñecas.

lunes, 13 de mayo de 2013

El cuarto intermedio


"Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual, hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos, hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto, despertando hacia atrás, recorriendo el camino inverso, y encontraba a Prudencio Aguilar en el cuarto de la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real."

GGM, Cien años de soledad

miércoles, 9 de enero de 2013

Y así va el mundo y el jazz

"... Y así va el mundo y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizá había otros caminos y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera."

Obviamente esto lo escribió Julio Cortázar y esto es Rayuela. Esto y mil otras cosas.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Islas a la deriva, E. Hemingway

Efímera felicidad, dolorosa pérdida, eterna soledad. Incontrolable memoria.

La bebida riega las tres partes de esta novela publicada nueve años después de la muerte del que, sin duda, es uno de los mejores escritores de la historia. En ella, se relata la vida Thomas Hudson un artista cuya sensibilidad oscurece sus días, incluso los de máximo placer. La consciencia del final y la terrible pérdida lo convierten en un hombre condenadamente fuerte y desdichado a un tiempo.

Presentado en un período de su vida marcado por la bonanza gracias a su arte, vive en la abundancia. El trabajo es para él una forma de hacer la vida más liviana. Su interior es una lucha, lucha que aflora en la mayor parte de las páginas de este libro.

Y tú, ¿cuántas veces has decidido volver a empezar?

"Iba pues, a empezar de nuevo, pensó Thomas Hudson. ¿En qué pararía todo aquello? ¿Cómo podía pensar que malgastando su talento y escribiendo de encargo para ganar dinero podía prepararse para escribir bien y honradamente? Todo cuanto hace un pintor o escribe un escritor no es más que una parte de su adiestramiento y una preparación para su obra futura. Roger había tirado y malgastado su talento, pero tal vez tuviese suficiente fuerza animal y bastante independencia de juicio para volver a empezar. Todo escritor que valga puede escribir una buena novela siempre que sea sincero consigo mismo, pensó Thomas Hudson. Pero todo el tiempo que Roger debió emplear en el aprendizaje, solo malgastó su talento, y ¿cómo saber si ese talento existía aún? Sin hablar del oficio. ¿Cómo creer que el oficio es algo que puede ser despreciado y olvidado? Por mucho orgullo que se tenga, si se desprecia el oficio, ¿cómo esperar que siga estando al servicio de tus manos y de tu cerebro cuando llega el momento de necesitarlo?, pensó Thomas Hudson. Por eso no hay sustituto para el oficio ni tampoco lo hay para el talento, ni se puede conservar en un cáliz. El talento está en uno mismo, en el corazón, en la cabeza, en cada partícula del ser. Y la artesanía también, pensó después; no es solo un conjunto de herramientas que hay que aprender a manejar."

Thomas Hudson es una persona adorablemente egoísta. Siempre me he sentido un tanto atraída hacia personas egocéntricas. Me fascina y suscita una curiosidad culpable la anestesia en la sensibilidad sobre lo que concierne al entorno. La introversión y la extroversión son compatibles en estos seres, carismáticos por esa característica tan propicia a la "ajenidad".

"Aquella era la parte de la carretera que no le gustaba del camino del pueblo. Era en realidad la parte para la cual se llevaba a la bebida. Bebo para defenderme de la miseria, pensó, de la suciedad, del polvo de cuatrocientos años, de los mocos, de la palmeras rotas, de los tejados de latón, de la sífilis sin medicar, de las cloacas que desembocan en los lechos de los arroyos, de los piojos en los cuellos pelados de los pollos enfermos, de las costras en las nucas de los viejos, del hedor que despiden las viejas y de las radios a todo volumen. Sé que hago mal. Que debería enfrentarme a todo ello y hacer algo. En cambio tengo mi bebida conmigo, del mismo modo que antaño se llevaban las sales aromáticas. No. No es exactamente eso. Es una especie de combinación entre eso y el modo en que bebían en El callejón de la ginebra de Hogarth. Bebo también para defenderme del coronel. Siempre bebiendo en contra de algo o por algo. Un cuerno. A veces bebes por beber. Hoy creo que vas a hacerlo de lo lindo."

Thomas Hudson siempre está tan volcado hacia su ombligo... Las desgracias por las que pasa solo acentúan su introversión. La burbuja de su oficio es lo único que le queda a este hombre al final de su vida. Eso, y una interrogación enorme en el amor y las relaciones humanas.


jueves, 25 de octubre de 2012

Esculturas épicas

La ciudad está repleta de vestigios de personalidades ecuestres y figuras políticas. Reminiscencias franquistas y de otras muchas índoles. Muchas me parecen si no irritantes, soberanamente aburridas. Una de ellas ha atraído indirectamente mi atención esta mañana. El autobús iba hasta arriba, esto de ir un poco más temprano es lo que tiene. Sentada en dirección opuesta al sentido de la marcha tenía enfrente a una pareja, ella con velo y él cejijunto, que señalaba y miraba con entusiasmo la estatua a Emilio Castelar.

Paso todos los días por delante y en la vida me fijé en ella. Una insignia reza "Levantaos esclavos, porque tenéis patria". Qué bonito. En su momento tendría su significado, pero a día de hoy lo leo y digo, si no tienes patria, ¿tienes que ser esclavo? No sé si mis compañeros de autobús entendían el castellano o quizás hablan la lengua "patria" mejor que yo. Los prejuicios empiezan a estar obsoletos y apestan y son rancios en general.

En definitiva, Emilio Castelar, presidente del primer ejecutivo de la Primera República Española, me saluda todas las mañanas. La wikipedia me dice que es considerado el más elocuente orador de España. Si esto es así, los políticos que sufrimos hoy en día podían tomar ejemplo y aprender a hablar y ofrecernos debates que no insulten la inteligencia del electorado.

Otro motivo más que alimenta las ganas de marcharme al otro lado del Atlántico.



viernes, 20 de julio de 2012

Todo el mundo ha hablado con Johny

Y le ha dicho alguna vez que la gente está muy loca.

Y es que esto es así. Pensó. Es que claro, la gente lo está. Mira a Pepa, que siempre grita en los espacios diáfanos. Es una estupenda persona, no nos confundamos ni nos co-enfundemos, pero es que está como una caldereta.
Bueno, realmente solo tiene sus manías.

Nunca se pinta los labios hasta que llega a su cita, odia dejar el carmín en la cara de la gente.

"Los espárragos, para los peces de río." Esto lo dice siempre y se queda tan ancha.

Cuando vamos al cine siempre compra su butaca y la de delante. Argumenta que ha tenido una infancia muy dura, llena de cogotes y que, si se lo puede permitir, y ya que para eso está el dinero, ella no volverá a sufrir jamás otro cogote.

Aunque Punky Brewster haya marcado la tendencia, ella nunca lleva dos calcetines del mismo color. Esto es más bien porque es un desastre. En su casa ha llegado a coincidir en la misma mesa La Vogue, un florero con tojos, monedas de hasta tres países (no más, que si no es demasiado multicultural y pesetera), García Márquez y sombra de ojos color flúor, que ya no se dice fosforito. Y también la colada seca de hacía una semana mezclada completamente con todo lo demás.

Pero quizás os describo a Pepa de forma muy arcaica. Seguro que os la estáis imaginando con polvos blancos de geisha y carmín y un lunar pintado en la cara. Para nada, Pepa hasta tiene Ipad. No hay nada que odie más que estar tecleando en la oficina y la gente se pasee por detrás. Es un deje de la fobia a los cogotes, tampoco quiere que le huelan el suyo. Es celosa de su intimidad hasta el extremo porque piensa que  cuanto más dejes saber de ti más perdido estás. Las confidencias son para ella jaulas y desde niña tuvo pesadillas con morir ahogada.

Por ello, solo se ahoga hasta con el agua de los floreros, pero con los pies bien en la tierra. Y se ahoga para obviar a los necios y poder mostrar mayor cariño a los queridos. Extraña contradicción de fobias y filias es la Pepa.

Pero es que Johny, gracias a Dios que la gente está muy loca!

miércoles, 18 de julio de 2012

El Duelo


LUNES
Frenazo. Parada. Baja Fernández con el bocata de Philadelphia en una mano y la mochila en la otra. Arranca. Jiménez con sus cromos baja tras una pequeña parada.
Las pistas se vuelven más estrechas hasta que llegamos a las afueras. 
Parada. Suspiro. López baja con paso tembloroso. Corre. Corre. Corre y llega al trabajo de su madre.
Por fin respira tranquila en todo el día, son las seis de la tarde.


MARTES
- Ay Pepe, colócate, que van a traer ahora la cena.
- Qué testaruda, ya me pondré bien cuando llegue. Además, no tengo hambre. Pásame el mando de la tele que creo que ya ha empezado el partido.
- Dichoso partido, siempre igual, ¡te preocupa más que alimentarte! ¡Así no llegas a viejo!
- María, viejo ya estoy, ¿o es que no me ves aquí en esta cama? Anda, pon ahí una moneda que se nos están acabando los minutos.


Pese a todo, Pepe se comió hasta el último bocado de la cena.


MIERCOLES
López está convencida de que hoy le toca. Hoy tiene que correr más que nunca. ¿Qué otra opción si no?
- Qué cobarde soy, pero es que soy una mindundi.


JUEVES
A Aarón nunca le gustó su nombre. Solo le gustó que nadie lo pronunciase. Ni en el colegio, ni en casa ni en el trabajo. Lo que a él le gustaba era el silencio. Silencio para no tener que escuchar a nadie ni que nadie le obligase a hablar. El silencio de los medios unidireccionales, no la mamarrachada de las redes sociales de hoy en día en donde todo el mundo se siente libre para contar su vida y escribir sus opiniones. A quién carajo le importa.


VIERNES
La indecisión puede. Esta semana ha sido un éxito. He batido mi récord en tiempo de carrera cuesta arriba en plena persecución. Solo me queda hoy, malo será. Es el día de mi cumpleaños. Claro que ellas no lo saben. Pero digo yo que a nadie le pegan el día de su cumpleaños.


SÁBADO
- Pepe, como tu médico, te digo que lo estás haciendo muy bien. Fenomenal. Has vuelto a comer. Tienes las mejillas sonrojadas y más energía. Pero también te digo que basta ya de salir a fumarte el cigarrito ahora que ya puedes caminar. !Hay que cuidarse un poco!


DOMINGO
El mando de la tele estaba sobre la mesilla. Aarón acababa de llegar de una comilona con los colegas, que le llamaban Eusebio. Ellos lo hacían porque a Aaarón no le gustaba su nombre. Pero realmente a él le gustaba porque así no tenía que ser él mismo. Podía ser otro.
No como ahora, sentado en ese sillón de hospital, viendo a su abuelo dormitar, toser fuerte e incapaz de mantener el hilo de cualquier conversación.


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Una mala palabra debería debería ser el fin de cualquier conversación.