sábado, 23 de octubre de 2010

No pasa nada por abusar de un clásico

Lo ideal sería leer esto con esta canción de fondo.


El fragmento por excelencia del libro, que incluye la película, es el de las criaturas salvajes.

"No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje, Mr. Bell. Esa fue la equivocación de Doc. Siempre se llevaba a su casa seres salvajes. Halcones con el ala rota. Otra vez trajo un lince rojo con una pata fracturada.
Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes para huir al bosque. O subirse volando a un árbol. Y luego a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Así terminará usted, Mr. Bell, si se entrega a alguna criatura salvaje. Terminará con la mirada fija en el cielo." Truman Capote.

Hace tiempo que leí el libro, pero la película la veo a menudo. En esos días rojos como dice Miss Golightly. Y en uno de estos visionados alguien preguntó, ¿cuál es la moraleja de esta película? Otro alguien respondió, no tiene moraleja. Y yo me callé lo que pensé al rato y es que con sólo este fragmento ya hay mil lecturas de moralejas posibles.

1 comentario:

  1. Anda que nos las tiene! hasta el final con el gatito libre...

    fan del mundo capote-audrey

    simplemente fabuloso

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